martes, 30 de mayo de 2023

Definitivament, amor

Ho has notat?

A mesura que van passant els anys, ens escrivim menys. Ens escrivim menys cartes, ens fem menys dedicatòries, ens deixem menys notetes per la casa i, quasi bé, hem deixat de sorpren-dre'ns amb poemes.

Podríem pensar que ens hem fet grans, que ens hem tornat més seriosos, més avorrits i menys romàtics amb el pas del temps, que ja no ens inspirem l'un a l'altre, que ja no estem enamorats.

Pero, deixa'm dir-te que, contra tot pronòstic, crec que el que ens passa és totalment el contrari.

Tu i jo amb els anys hem crescut junts, ens hem fet adults, hem construït el nostre concepte d'amor. Tu i jo hem format equip, hem après a expressar-nos, comunicar-nos, més que això! hem après a veure a través de l'altre, a connectar els nostres pensaments i fins i tot, a vegades, a avançar-nos-hi.

El que ens passa és que tu i jo cada cop necessitem menys paraules perquè tenim més fets. Més història, més certesa, més records i més projectes de futur.

Després de quasi nou anys, i dos sent la teva dona, només necessito dir-te que fas la meva vida millor, em fas més feliç, més segura i més plena cada dia; només sento que no t'he estimat mai tant com avui; només em cal compartir amb tu els vots definitius i irrevocables, escuets en paraules però provada i sobradament reals.

Per mi, el significat de la vida és l’amor, i el significat de l’amor ets tu.

I l'amor és més gran a cada segon que passa.

sábado, 4 de abril de 2020

Sofá: un soneto sin versos

1. Soy un sofá. Tu sofá en pleno confinamiento.

2. Lleno, repleto, inmensamente satisfecho. Como una gallina orgullosa que, entre las plumas, acoge a sus polluelos.

3. ¿Sabes? Ahora mismo no quisiera estar en ningún otro sitio. Siento que mi lugar en el mundo es esta casa, pese que a mi trabajo aquí no sea siempre el más llevadero.

4. Mis invitados son, normalmente, más bien sus culos...y de vez en cuando toco alguna pechuga. Es broma, casi siempre me toca muslo.

Sí, mi trabajo es duro, pero a la vez bastante reconfortante: siempre estoy concurrido. La verdad es que soy el alma de la casa. Sin mí, a esto no se le puede llamar hogar.

5. En él sueño con hacerme mayor, crecer, ser de todos los colores, nunca pasar de moda. Estar ahí siempre para ti: ser un apoyo, un regazo, un hombro en el que llorar o una cueva calentita en la que acurrucarse. Quiero ser tu refugio en días de lluvia y, ahora también (qué le vamos a hacer), en los días de sol. 

6. Sin embargo, me preocupa. Me preocupa que nuestra relación sea algo tormentosa - ¡qué paradoja!-. Que cuanto más te dé, más me pidas y eso me deje tan hecho polvo que al final ya no te sirva.

7. Ojalá siempre me quieras como ahora, que me cuides como si no existiera otro. Que te dé igual lo que piensen. Qué mas da, si en la intimidad de tu salón, es a mí a quien siempre buscas. Que exista IKEA, que cambien los tiempos, que tu familia aumente y todo pase ante mis ojos, como las noticias que ves por las noches, justo antes de acostarnos.

8. Y es que es ese mi mejor momento, ahí empieza mi turno: nos acomodamos, te acaricio el pelo y te mezo silencioso como si fuera una cuna. Ese es mi poder, mi mejor misión. Soy cama, soy un barquito de papel para tus hijos, un lienzo en blanco cuando decides renovar la pintura; tu campamento base cuando te levantas cansada o cuando estás demasiado despierta para no pasar la noche en blanco.

9. Y sí. Lo mejor que he hecho nunca es a su vez lo que me condenará: entregarme a ti. Aquí estoy, para todo, para todos, 24/7. Pero, a veces, envidio a la butaca. Tan elegante, fina y discreta. Hay días que me roba tus mejores facetas, como cuando lees bajo la luz de la tarde o cuando repasas tus fotos. Siempre está allí en momentos especiales, y la jodida no se echa a perder. Vuestra relación es el equilibrio perfecto, un abrazo de alguien que echas de menos y que llega justo a tiempo. 

10. Pero pasa el rato y no te que te cansas y que buscas con la mirada el calor de tu viejo amigo. Ese soy yo. Tu cómplice. Que se aparten butacas y otras piezas de mobiliario estirado. Aquí estoy yo para hacer frente a lo que haga falta.

11. Como cuando parezco un campo de minas. La verdad es que he perdido la cuenta y no sé cuántas guerras de cojines he albergado ya. Tengo quizá huellas de perros, arañazos de tus gatos, manchas sospechosas que has aceptado resignada y algún que otro objeto perdido al que alguien renunció.

12. Y llegará. Llegará el día que me tapes con una sábana, que me traslades a la casita de verano y me dedique nada más que a agarrar polvo.

Quizá llegue el día, que sin querer separarte de mí demasiado, me relegues al cuarto de invitados, al trastero, o a ese viejo desván.

13. O tal vez no. Tal vez tu casa cambie, los cuadros muten, lo hagan también las macetas y hasta el papel pintado. Y yo permanezca allí, como tu fiel compañero de batalla. 

14. Tras la cuarentena, saldrás de nuevo a la calle, pasarán los años...y estoy seguro que tendrás muchos días de sol. Pero ojalá cuando regreses a tu morada, en uno de esos días de lluvia, sea cuál sea ya mi forma, me hayas conservado. 

Ojalá llegues, cojas la manta de siempre y lo primero que quieras hacer sea echárteme encima.

- A mi sofá. 3 de abril de 2020.

sábado, 5 de octubre de 2019

There's a place for us

Somewhere, somehow, we'll find some way.
There must be somewhere, there must be someplace.
We can find somewhere where they don't know my face.
Believe me we can find it, yes we can find it.
Somewhere, there's a place for us.
Somewhere, a time and a place for us.
Sortiràs al carrer. Sortiràs i ella ja no serà a l’altra banda de la plaça, esperant que ressegueixis amb els ulls les cares de la gent fins arribar als seus.
Avui sortiràs al carrer, en algun lloc que ella desconeix, i ara ja no podrà imaginar-te. Ves a saber on, girarà la cantonada de sempre, però de sobte se li farà estranya. La vida haurà canviat des de que no us trobeu, des de que no pot sentir com si fossin casa seva les voreres que tots dos trepitgeu. La vida haurà canviat, i així ho faran les places i potser les mirades de la gent. 


Però en el fons ara sabreu que tot passa, i que la vida és això. Entendreu que res és permanent, que el que és més bonic és que ningú no ens pertanyi del tot. Perquè hi haurà més carrers, més ciutats, més opcions de sortir qualsevol matí i guanyar a l’atzar. Hi haurà infinitat de moments, hi haurà llocs desconeguts i, enmig de tot, un instant. Això haureu après: que és igual allà on sigueu si és l’altre qui, per un segon, us mira des de l’altra banda.

domingo, 24 de septiembre de 2017

Happiness only real when shared

-Hazme caso. Cuando te den una buena noticia, mantenla en secreto al menos durante un rato. Disfrútala. Piensa que ese tiempo es oro: mientras no la compartas, tu felicidad será eso, ¡solo tuya!, y nadie (con sus mierdas, sus miedos, sus dudas) te la podrá quitar.

miércoles, 3 de agosto de 2016

Heartbeats

A veces siento que tus manos tienen el poder de atravesarme la piel, el alma y llegar a aquello que debe haber ahí dentro. De dar con rincones confusos, amargos y rotos que ni yo misma conozco.

Un centímetro, otro y luego otro más. Poco a poco me exploras como si se tratara de una minuciosa intervención quirúrgica. Tus manos están perfectamente limpias; limpias de miedos, de prejuicios, de creencias. Ahí estoy yo, en la mesa de operaciones, abierta en canal y expuesta a ti. Solo estamos mi cuerpo y yo (casi siempre dos entes independientes). Y tú, mirándome con esa mezcla de precisión y asombro, la de un científico que estudia la mayor causa perdida de la historia pero que, aun así, conserva su inexplicable fe. 

Tus manos atraviesan todo lo que es apariencia, huesos, cargas, y consiguen construir algo poderoso, algo dentro de mí que se enciende y hace que todo funcione de nuevo; que funcione por primera vez. Conectas los cables, barres los desechos, cambias las pilas. Te enfrentas a un caso complicado: alguien que ni sabe lo que tiene.

La mayoría del tiempo soy inconsciente de tu trabajo, es sutil, casi invisible. Pero siempre deja una señal, una cicatriz imborrable de tu paso, un tatuaje indeleble que marca a fuego la fina línea entre verdad y mentira, entre cuentos, promesas y un amor del bueno, entre ser yo y ser yo misma a través de alguien. Una huella que, al despertar, sigue ahí, conmigo, para siempre.

Tus manos tienen la ruta exacta, el camino (a veces abrupto y escarpado y, a veces, solo largo) hasta mí. Hasta aquello que yo soy desde que tú existes. El tacto, la fuerza, las ganas de encontrarme. Y, aunque me parezca egoísta, de hacerme latir.

miércoles, 30 de septiembre de 2015

Eternos principiantes

Hace un par de noches, pensando en nuestra historia, me di cuenta que hay primeras cosas que tú y yo nunca hemos hecho.

Me di cuenta que nunca nos hemos dado el primer beso. Ese tan especial e irrepetible. Tú y yo nos hemos dado muchos primeros besos. A día de hoy, justo antes de verte, todavía tengo la sensación que estoy a punto de hacerlo. Besarte como si fuera la primera vez.

Caí en la cuenta de que nunca te he entregado las llaves de mi casa. Sin embargo, cada día te abro las puertas a lo mío, a mi mundo y, ahora mismo, más que un piso, estamos decorando nuestra vida.

Nunca me has pedido salir. Nunca nos llamamos por teléfono. Nunca me has presentado a tu madre. Pero, ya no sé cuándo ni cómo, tu familia es mi familia y de repente tengo perro.

Hay muchas grandes cosas que toda pareja convencional ha hecho por primera vez. Lástima que tú y yo no seamos tan normales, que nunca hayamos cogido un avión a ningún sitio, que nunca hayamos discutido y después reconciliado; que nunca nos hayamos hecho llorar.

Nosotros simplemente hemos volado juntos a donde no teníamos recuerdos, hemos hablado hasta quedarnos dormidos, hemos llorado delante del otro.

En definitiva, mi vida, hace un par de noches me di cuenta que éramos raros, que no habíamos hecho todo lo que se suponía, que nuestra historia no parecía destinada a ser. 

Y sin embargo, curiosamente, lo hemos hecho. Lo hemos hecho todo.

lunes, 10 de agosto de 2015

Inefable

Hay una casita en medio del agua que es de aquellos que no se dejan ver tal como son. Es una casita sin ventanas, que flota río arriba como arrastrada por una marea. A veces, tú habitas esa casa y yo me vuelvo un poco loca. Luego, de forma casi mágica, construyo un pequeño puente que une todo lo que somos. Y de repente todo es fácil. La casita se convierte en césped, y en flores, y en colinas por las que dejarse caer. 

Nuestra relación es esa casita oscura. Y esa colina por la que rodar despreocupados. Un equilibrio armónico entre la belleza y el misterio, entre el pánico y la paz. El miedo de perderte un día, de no cruzar ese puente; la quietud de tus ojos, de tus labios en mi nuca.

En eso consiste mi amor por ti. En saber que no eres del todo mío, y que me encantes por ello. En querer tenerte cerca cada mañana de mi vida, en esa incesante sed por descubrir qué tienes debajo. En ansiar que estés conmigo hasta que alcance, en desear que pase pero no saberlo al cien por cien.

Hay una casita en medio del agua que es de aquellos que no se gustan. Tiene cuatro rincones escondidos, incómodos pero seguros, prácticamente sin resquicios. A veces yo me encierro ahí para aislarme del mundo y tú te quedas un poco triste. Luego, de forma casi mágica, construyes una pasarela de luz y cariño que une todo lo que somos. Y, de repente, todo es fácil. La casita se vuelve lluvia, tierra mojada y pies sin calcetines. 

Nuestra relación es esa pasarela. La unión entre lo bueno y lo malo, entre pasado y futuro, lo que tenemos y lo que está por llegar. Nuestra relación es aquí y ahora; a veces lágrimas...pero casi siempre magia. 

Nuestra relación es eso: las ganas incansables de cruzar al otro lado.

domingo, 12 de abril de 2015

Mariposas imposibles


Crecer es aprender a convivir con el miedo a envejecer,
y sé que, aunque por fuera todo cambie,
al final seguiremos siendo eternos.
Igual que superhéroes invencibles,
somos el reflejo de aquello que quisimos ser.
Seguiremos siendo eternos mientras sigamos en pie.


Te confieso que cuando subí a aquél avión, lo único que me vino a la cabeza fuiste tú. Y ya no estaba nerviosa, al contrario. No pude evitar sonreír durante mucho, muchísimo rato. Eso es lo que me viene pasando hace ya unos cuantos meses. Pensar en ti y sonreír se ha convertido en la mejor rutina del mundo. ¡Me haces tan feliz!

[La verdad es que, aunque sé que podría vivir sin ti, no quiero tener que hacerlo nunca más. No quiero cocinar crêpes ni una sola vez más si no es para compartirlas contigo, aunque sea en la distancia. Te confieso que aunque ya estaba viva antes de conocerte, a mi vida fuiste tú quién le dio sentido, y quiero seguir despertándome cada mañana con esa misma certeza.]

Te confieso que cuando subí a aquél avión, ya no pensé en la muerte como solía hacer siempre. Pensé en haberte ofrecido la mejor versión de mí misma todos los días que estuve contigo, en haber hecho contigo todo lo que me hubiera salido de dentro, en no haber dejado nada en el tintero. Confieso que no pensé en dejar este mundo de forma trágica, pensé en haber conocido el amor de forma totalmente genuina. Pensé que, por haberte conocido, ya podía estar tranquila el resto de mi vida, durara lo que durara. Quién haya pasado contigo más de 30 segundos sabe a lo que me refiero.

Mi persona favorita, te confieso que, si te miro a los ojos, el monstruo que tengo en el armario desaparece por completo, desaparecen todas mis sombras, desaparece el miedo que me da todo lo que ya ha pasado, o lo que queda por pasar. Te confieso que, contigo, sólo me importa el aquí y el ahora. Te confieso que ojalá te lo confiese siempre. Seamos eternos.

domingo, 1 de febrero de 2015

Tuesday's gone

Won't you please take me far, away?
Me negaba a creer que era verdad. Que de verdad ibas a venir a buscarme, andando tropecientosmil quilómetros para plantarte en mi puerta y nada más. Para verme comer y reírte de todas las estupideces que digo al cabo del día. 

Aunque a veces no lo parezca, siempre que cierro los ojos te veo sólo a ti. Te veo subiendo mis escaleras, te imagino en cada esquina, en cada vagón lleno de desconocidos, en cada hueco de un martes anodino. 

Me negaba a admitir que fuera verdad que esta casa tiene más aire, y más vida, y más luz cuando te tiene dentro. Que es cierto que cuando estás conmigo el mundo se reduce a un pequeño bar y un par de taburetes. Me negaba a sucumbir, pero es verdad. 

Que soy capaz de mandarlo todo a la mierda por tus manos.

domingo, 25 de enero de 2015

Declaración de independencia. Tus abrazos son mi casa

"Y aunque no siempre he entendido mis culpas y mis fracasos en cambio sé que en tus brazos el mundo tiene sentido." (Todavía, Mario Benedetti)
Hoy vengo a contarte cómo me independicé. No te equivoques, no hablo de ninguna mudanza. O al menos, eso creo. ¿Sabes? El día en que lo hice se produjo una especie de alineación cósmica. El universo conspiró a mi favor y decidió quitarme los miedos. ¿O quizá fuiste tú?

Quizá fuiste tú quien hizo que me decidiera. El caso es que lo hice: huí de mi zona de comfort. Primero una patita, luego dos pasos atrás (y tal vez algunos rasguños). Suerte que tú siempre estabas ahí para cogerme, impidiendo que me hiciera demasiado daño. Luego llegaron mis dudas, mis llantos, mi culpa. Y, por fin, el vacío. Me tiré al vacío a sabiendas que tú habías cosido en mi espalda unas alas fuertes, de esas que sólo se construyen a base de amor y paciencia.

Ese día me independicé de mis monstruos, mis cuatro paredes, mi autosabotaje. Ese día estuve segura de algo por primera vez en mi vida. Tú eras el compañero perfecto, mi copiloto favorito. De repente, mis lágrimas eran sólo de risa, los silencios a tu lado mejoraban cualquier discurso, y tus ojos...sencillamente decidí quedarme a vivir en ellos.

Debo confesar que te quise en seguida. Te quise tanto y tan fuerte que asustaba, así que dejé que tú lo dijeras antes. Fui estúpida, debí ahorrarnos tiempo, pero lo que sé del cierto es que te equivocabas: yo te quise primero. ¿Lo dudas? Joder, quererte ha sido lo más fácil que he hecho en mi vida. Y, francamente, es lo mejor que hago cada día. Poco a poco te conviertes en mi especialidad, mi amuleto. Y tus brazos...sencillamente los he declarado mi hogar. 

Increíble. Fue increíble descubrir que cada parte de mí encajaba al 100% contigo. Fue increíble notar como, cada vez que me abrazabas fuerte, hacías que todas mis partes rotas se juntaran de nuevo. Fue increíble admitir que, mal me pesara, puede que el amor sí que exista.

Tú has construido el amor para mí. Has construido un mundo en el que siempre estoy de vacaciones. En el que el miedo es momentáneo, en el que el arrepentimiento se ha esfumado, en el que, si te despistas, me quedo para siempre.

Después de esto ya sólo me queda darte las gracias. Aunque no te dejes, aunque no lo creas. Gracias. Gracias por hacerme vivir. No hablo de respirar, hablo de VIVIR en mayúsculas. Gracias por arreglarme los días y por desordenarme las noches. Gracias por quitarme la coraza, por subirte a este tren averiado, por hacer que vea el sol en los días más nublados. Gracias por creer en mí. Gracias por apostar por esto cuando yo no me atrevía. Gracias por quererme, por hacer que sea yo. Gracias por ser tú, por ser de aquellas personas que sólo conoces una vez en la vida. Gracias por hacer que funcione, por hacerme ver por qué nunca funcionó con nadie más...

No sufras, no me alargaré mucho más. Pero es que antes de terminar esta carta, necesito confesarte una cosa: creo que estás perdido. Creo que lo más justo es que lo sepas. Ya sólo concebo la vida si es contigo. El amor huele exactamente a ti y no tengo intención de cambiar las sábanas. Así que, si te parece, me independizo. Me mudo y me instalo en tu piel.